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Investigadores de Bellas Artes de la ULL plantean el uso de la cal como recurso industrial y artístico sostenible

martes 22 de abril de 2025 - 11:47 GMT+0000

Hablar de cal suele evocar la imagen de un material molesto, un residuo que se acumula en infraestructuras hidráulicas, que acarrea numerosos problemas de mantenimiento y que termina siendo desechado en vertederos. Solo en Canarias se vierten al año miles de toneladas. Ante este panorama, el grupo de investigación Arte y Entorno del departamento de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, liderado por Isabel Sánchez Bonilla, catedrática de Escultura, plantea la posibilidad de considerar este desecho como un recurso de alto valor industrial, artístico y sostenible.

Este equipo, integrado por Tomás Oropesa Hernández, Mauricio Pérez Jiménez, Francisco Javier Viña Rodríguez, Juan Antonio Álvarez Rodríguez y Attenya Campos de Armas, ha trabajado durante cuatro años, con financiación de la Fundación CajaCanarias, rastreando las posibilidades de la cal obtenida en sedimentos acumulados en las galerías de Tenerife con el fin de desarrollar un proyecto que cruza ciencia, sostenibilidad, historia, arte y territorio.

Un momento de la entrevista.

Para ello, ha sido clave sumergirse en la arquitectura tradicional, los antiguos hornos de cal y los oficios de antaño del archipiélago. La cal fue durante siglos fundamental y marcó el ritmo de vida de muchas zonas del territorio. “Se trata de recuperar el pasado para el futuro”, explica Sánchez. “Estamos hablando de algo que hoy es un problema, pero en realidad es un material maravilloso”.

El resultado tangible de esta investigación es la exposición itinerante ‘La cal en Canarias. Entorno, sostenibilidad y creatividad’, que ya ha pasado por La Laguna y que actualmente se encuentra en Fasnia, pero que próximamente se moverá a otros municipios como La Orotava, Guía de Isora y otros aún por confirmar. Esta muestra está concebida como herramienta de divulgación a través de esculturas y paneles que invitan a descubrir este material blanco desde nuevas perspectivas como parte del patrimonio, paisaje y futuro de las islas.

La cal es un recurso natural que ofrece múltiples ventajas en cuanto a sostenibilidad medioambiental debido a su desarrollo cíclico. A diferencia de otros materiales, como el cemento o plásticos, su transformación y uso permiten que vuelva a su estado original mediante un proceso reversible, lo que reduce en gran medida su impacto medioambiental. “Es un material absolutamente reciclable” explica la catedrática.

El punto de partida de esta investigación no fue una cantera sino el interior de las galerías de agua de Tenerife donde, durante décadas, se han ido acumulando sedimentos calcáreos que actualmente son considerados desechos sin utilidad. A través de un proceso controlado, estas piedras se convierten en una pasta de cal que se puede utilizar y almacenar sin que pierda sus propiedades, y es capaz de endurecerse de nuevo, aunque el proceso varía según el tipo que sea. La de tipo aérea fragua lentamente al contacto con el dióxido de carbono y la hidráulica se endurece por hidratación y es más resistente como el cemento.

El equipo de investigación ha trabajado principalmente con cales aéreas obtenidas por el paso del agua por el subsuelo volcánico de la isla y es esta procedencia lo que las hace tan especiales. En todos los casos, al analizarlas, se ha obtenido más de un 90% de pureza, lo que es extraordinario. “La cal aérea tiene un porcentaje superior al 85%, las nuestras llegan al 95%” remarca Sánchez. Esta pureza excepcional ha sido certificada en varias muestras enviadas a TESELA, centro de investigación de materiales, innovación y patrimonio en Granada.

Una de las piezas creadas con cal.

Las cales extraídas de lugares como Arico, Santiago del Teide o Guía de Isora no solo destacan por su calidad, sino también por una riqueza cromática y de textura que varía según la zona geográfica, como si llevaran una huella de su paisaje. Algunas mantienen el blanco característico que se asocia a este compuesto, pero otras presentan matices cálidos, tostados o grisáceos. El hecho de que provengan de un sedimento que hasta ahora era desechado multiplica su valor desde una perspectiva de sostenibilidad y economía circular. “Se trata de una materia que nace de manera espontánea en nuestro paisaje” y que ha demostrado ser valiosa, abundante y propia.

Construyendo un futuro con la cal

Una parte importante del proyecto fue la construcción de morteros formados por pasta de cal y áridos locales volcánicos, como picón rojo y negro o jable. Estos morteros de cal son ideales para relieves, esgrafiados y acabados decorativos y se pueden observar en las esculturas incluidas en la exposición itinerante.

Sánchez Bonilla relata cómo la cal ofrece una alternativa natural a muchas pinturas plásticas y revestimientos industriales gracias a las mezclas obtenidas con diferentes tipos de áridos. Esta combinación permite crear acabados cromáticos útiles y capaces de adaptarse a la estética de cada entorno. A diferencia de los recubrimientos sintéticos, estas superficies elaboradas con cal transpiran, regulan la humedad y reflejan la luz. Las propiedades del material al absorber dióxido de carbono del aire y volver a calcificarse permiten reparar pequeñas fisuras o grietas de forma natural. El potencial para la restauración y conservación de elementos arquitectónicos es palpable.

Más allá de lo artístico, sus características particulares abren importantes oportunidades en sectores industriales como la construcción y la arquitectura sostenible al ofrecer un recurso local, eficiente y con bajo impacto ambiental. Sánchez no quiere obviar el potencial turístico vinculado al patrimonio natural y geológico de las islas. En apenas unos años, las aguas subterráneas como las de Canarias serían capaces de formar paisajes minerales emblemáticos como Pamukkale, en Turquía. Actualmente existe un lugar visible de esta transformación natural en Lomo Morrín, en Los Silos.

Isabel Sánchez, investigadora principal del grupo.

En todos estos casos, la cal se proyecta como un vehículo que puede activar nuevas formas de desarrollo local, pero, a pesar de sus propiedades excepcionales, la producción de calidad es casi inexistente en España. El único ejemplo destacado es el de Morón de la Frontera, en Sevilla, donde aún se elaboran cales artesanales reconocidas por su pureza y durabilidad, incluso declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Frente a esta realidad, el trabajo del grupo de investigación Arte y Entorno demuestra que es posible recuperar cales de altísima calidad a partir de sedimentos locales, abriendo la puerta a una producción propia con un valor ecológico, cultural y económico singular. Como recalca Sánchez, “un material del futuro, que no debería ser del pasado”.

 


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